sábado, 27 de diciembre de 2008

Dicen que la vieron en la antigua estación de tren..

A ella no le hizo efecto la vacuna contra la soledad, por eso tuvo que aprender a disfrutar de la cmpañía de su NO muy buena amiga, en vez de sentirse sola. Los surcos del tiempo marcaban su piel y en su rostro se reflejaban los golpes que, una vida vestida de frío, le había propinado a lo largo de los años. Muchos años. Demasiados para haberlos dejado pasar de largo en un simple pestañeo. Suficientes para aprender la lección: la vida no espera.



A los dieciséis años echó a la cordura de su vida y, siete décadas después, sigue sin dirigirle la palabra. Algunos dicen que, aunque ha cambiado, sigue siendo la misma de siempre. Cuentan que perdió todas sus perlas pero que el resplandor de su sonrisa se mantiene intacto -y por eso vale una fortuna-, del mismo modo que sigue conservando el brillo de la ilusión en sus profundos ojos negros. Comentan que la obsidiana de su melena hoy podría compararse, más bien, con el hermoso nácar, pero todavía está pintada de sueños imposibles que ella no se cansará de perseguir. Y quién sabe si se habrá puesto extensiones de amor para ir regalándolo por doquier. Su corazón es más fuerte que el tuyo, el suyo y también el de él, porque mantiene vivas las ganas de luchar y comerse el mundo a cucharadas si hace falta. No le tiembla el pulso, no, es su alma la que baila al son de la libertad y los pies los que le siguen el ritmo.

sábado, 20 de diciembre de 2008

"Porque pienso que en este mundo tan extraño y tan poco interesado por las cosas humanas en el que vivimos, toda historia de amor necesita ser contada."



No querías rendirte y acabar siendo uno más, pero la curiosidad es más fuerte y te compras ese estúpido libro, te haces con toda esa adictiva saga que te tiene atrapada incluso antes de acabarla. Parece que lo único que tiene sentido es sacar tiempo de debajo de las piedras para sumergirte entre esas líneas y olvidar la necesidad de salir a respirar a la superficie. Las horas se cuelan entre capítulo y capítulo. Te metes de lleno en lo que te narra esa amante de las palabas y te empapas de sensaciones. Te emocionas con ese detalle tan bonito que alguien ha tenido con otro alguien que no eres tú. Te olvidas de respirar, se te para el pulso y te estremeces con cada una de esas caricias que no te regalan a ti. Curvas los labios y esbozas sonrisas, enrojeces de placer con esas palabras que no te dedican. Te enamoras. Cada día un poquito más. Y otro poco. Mucho. Por eso lloras desconsoladamente cuando ese alguien al que nunca has visto decepciona a esa muchacha a la que -aparentemente- no conoces. Te pierdes entre sollozos y lo pasas mal. Muy mal. Pasas miedo, más bien, te horrorizas. Pierdes la esperanza. Luego la recuperas. Y vuelves a emocionarte. Vuelves a enamorarte. Más que antes. Pero quieres más todavía. Lo que menos te apetece es abandonar esa sensación. Nunca. Sigues leyendo. Engulles las letras. Te llegan al alma. Te sorprendes. Vuelves a emocionarte, por enésima vez. Ahora las lágrimas son dulces. Y de pronto recuperas el miedo. Puede que no haya llegado pero, antes o después, va a aparecer ese punto. El punto final. Se acabará. Todo se acabará al cerrar esa contraportada. Esos protagonistas seguirán su camino. Vivirán en tu memoria. Tú les recordarás e imaginarás nuevas aventuras. Sonreirás al pensar en todo lo que te aportaron. Pero ellos no pensarán en ti. Para ellos tú no existes. Para ellos no eres especial. Ahora te toca volver a la realidad. Una realidad en la que no existen los cuentos de hadas ni los mitos propios de la ciencia ficción. Una realidad en la que lo único que te queda es seguir soñando. Porque soñar es lo único que nos permite este mundo. Sólo soñar...






...pero a mí me gusta soñar, por ahora es lo único que tengo y lo aprovecho.

lunes, 15 de diciembre de 2008

"Y no sabe que, por culpa de lo que ha perdido, un día será feliz.."

Tenía pensado escribirte uno de esos textos cargados de sentimientos, de todos los que provocaste en mí y que, a mi pesar, siguen anclados en mi pecho. Una mezcla de ilusión, de sueños truncados, de tus mentiras y tus burlas, de mi dolor y mi rabia; y todo bien aderezado con la sal de unas lágrimas amargas. Pero, ¿sabes qué? Me lo he pensado mejor y he decidido que no, que ni siquiera te mereces eso. Del mismo modo que no te mereces seguir ocupando mi mente ni un segundo más, de igual manera que no eres nadie para haber significado tanto en mi vida ni, mucho menos, para que sigas controlando el ritmo de mis pulsaciones.






Hoy se cierran círculos.


Hoy YO decido cerrar ESTE círculo, y TÚ y tu actitud me lo estáis poniendo muy fácil..


Hoy de digo ADIÓS, hasta siempre y para siempre.

sábado, 13 de diciembre de 2008

"..estaba incondicional e irrevocablemente enamorada de él"

Bésame como siempre has querido que yo lo hiciera contigo y saborea hasta el último recoveco de mi alma. Anúdame a tu cintura y déjame sin respiración. Hazme gritar y no pronunciaré otra palabra que no sea tu nombre. Acariciame con tus dientes y succiona cada uno de esos latidos que grita tu nombre. Cántame al oído, al son del amor prohibido. Regálame un suspiro, aliento de vida. Désnudame los sueños que, por mucho que los calendarios quieran llevarme la contraria, hoy es viernes. Si consigues que me sonroje, el premio es tuyo.




lunes, 8 de diciembre de 2008


-Yo quiero ver esa película.





+Pero si es de miedo...





-No, es de amor.





+¿Y no da miedo el amor?





























-Mucho...

lunes, 1 de diciembre de 2008

MIEDO.. IMPROPIO DE LOS VALIENTES


Has sufrido más de una indigestión provocada por esas palabras que no deberías haberte tragado y en distintas ocasiones te ha quemado la garganta la ira contenida en cada una de las letras.


Todo por culpa del miedo y la puta cobardía..

¡TODO POR TU CULPA!


Un par de pestañeos y empezaste a dar palos de ciego. Quisiste creer que cerrando los ojos todo sería más fácil –"ojos que no ven, corazón que se hace el sordo" era algo así, ¿no?- y caíste en tu propia trampa.


A lo mejor todavía no te has dado cuenta. Es posible que tardes meses, incluso años, en descubrir el terrible error que cometiste en su día eligiendo lo que era mejor para todos. Puede que incluso te lamentes o que, en un arrebato y cargado de furia, arremetas contra las saetas de ese viejo reloj que con pasos lentos narra tu día a día, tratando de culparlas por no haberte avisado de que, a veces, el tiempo pasa tan rápido que se nos escapa de las manos. Y te verás a ti mismo buscando mi sonrisa amable y esperando mis palabras, siempre bonitas para ti, envueltas con papel de colores. Pero entonces será tarde y tendrá que ser el frío de la soledad el que te arrope en tu desesperación. Porque a mí no me vas a encontrar.



Porque yo ya no me siento sola sin ti.