miércoles, 26 de agosto de 2009

Que Ya.

Y fíjate tú, que hoy me he levantado de buen rollísimo, y me he dicho, 'oye tú, ¿te acuerdas de quién eres? tú puedes chica, eres fuerte y de un modo u otro vas a comerte el mundo!' Y aquí estoy :D Que me he acordado que sonreír es gratis y que es algo que a mí siempre se me ha dado muy bien.
C:

lunes, 17 de agosto de 2009

tic-tac

Mi vida huele a ti y mi día a día sabe a todos esos ositos de fresa que te robo sin que te des cuenta. No me mires mal, sé que vas a vengarte y vas a comerte todos mis bombones... No, todos no, sólo los de chocolate negro, porque eres malo pero no cruel. De otro modo no me habrías escondido esos besos entre las teclas del piano. Que sí, que los he encontrado, y sé que no te los dejaste ahí olvidados en un descuido. Los voy a ir coleccionando y me los reservaré para cuando los necesite, para echármelos encima alguna mañana tonta, a lo mejor. Quizás los meta en una caja parecida a aquella en la que guardas tú los míos, o en una similar a esa en la que tengo enlatada tu risa. Me gusta escucharla en alguna que otra ocasión. De vez en cuando, en ciertos momentos en los que me urge reducir a cero esos doscientos cincuenta y seis kilómetros que mide la cuerda que nos mantiene unidos. A veces, cuando la nostalgia me toma la mano, también me gusta pasear por mi habitación, porque en cada rincón resuena el eco de tu voz y a mí me encanta perderme en tus palabras. Luego me estiro en la cama y me cubro con esas sábanas que me devuelven el abrazo que me diste cuando más lo necesitaba. Trato de dormir y, si no lo consigo, cierro los ojos y cuento las pecas de tu cuerpo. O rebusco bajo la almohada, ahí guardo todas las miradas que me regalaste y alguna que otra sonrisilla bobalicona.

martes, 11 de agosto de 2009

Comercio humano


Marta guarda su vida bajo llave, la tira al río y se deshace de todas las copias. Está asqueada. Ha descubierto, a sus 22 años, que el amor existe. Sí, claro que sí. Existe y está en este mundo sólo para putearla a ella. Se ha dado cuenta, por ejemplo, que durante todo este tiempo, mientras ella hacía el amor con Pedro él sólo se la follaba. Pobre infeliz. ¡Qué imbécil!





Y pensar que todo empezó cuando decidió vender su alma por dos picos. No, tal vez sucedió al revés. A lo mejor necesitó ese par de picos para no verse a sí misma realizando semejante transacción. ¡Maldita sea!