sábado, 23 de mayo de 2009

-


Ella tiene miedo. A menudo, cuando siente que todo le viene grande, cierra los ojos y piensa en ti y en lo que habéis compartido. Cierra los ojos y piensa en el momento en que tú apareciste, y en cómo fue llegando todo lo demás, porque nada sucedió de repente. Cierra los ojos y recuerda cómo empezó a apreciar tu forma dulce de mirarla mientras le besabas la mano. Recuerda cómo empezó a necesitar tus caricias en su espalda. O esas cosquillas que le regalabas, quisiera ella o no. Y tus abrazos, por supuesto, vuestros abrazos. Recuerda cómo empezó a anhelar tu forma de moverte. Tu sonrisa. Tus bromas absurdas y tu risa ahogada. Tus ojos y tu mirada. ¡Tu aroma! Recuerda cómo empezó a querer cada una de tus palabras y tu manera de escuchar las suyas. Recuerda cómo empezó a amar tus detalles. Incluso tus inseguridades.





Recuerda cómo, poco a poco, se enamoró de ti. Y entonces las dudas desaparecen.