martes, 10 de noviembre de 2009

Abre paréntesis, ele, cierra paréntesis, cuatro y signo de exclamación.

Te quiero mientras te digo ‘Buenas noches mi amor, hasta mañana’. Miro por la ventana y, cuando me doy cuenta de que la luna parece un gajo de mandarina, te sigo queriendo. Te quiero también cuando decido irme a contar ovejitas; una, dos, tres, cuatro... ya me he dormido y aun así, te estoy queriendo. Y te sueño porque te quiero. Y te querré también al despertar, y cuando salga a la calle y el frío me insensibilice la punta de la nariz y me la deje roja. Y pasado mañana, o el otro, cuando esté volviendo a casa y se ponga a llover, cuando me dé cuenta de que he olvidado mi paraguas rojo en casa, cuando me pregunté por qué narices lo saqué del bolso, y cuando el espejo me muestre mi reflejo empapado y a mí me dé por reír. Te querré incluso cuando se me olvide pensar en ti. O un jueves cualquiera, cuando vuelva a pasear por aquel lugar donde aquella vez...