domingo, 21 de septiembre de 2008





Los primeros rayos de luz entran por la ventana. La habitación huele a amor. Tal vez a desamor. O a las dos cosas a la vez. No lo sabe bien. Ella está sentada en la cama deshecha, perdida entre esas sábanas que saben a soledad. Nadie nota su presencia. Ni siquiera ella misma. No hasta que esa lágrima curiosa se atreve a salir. Lágrima amarga. Lágrima que después de dejarse ver le quema la piel. Emocionada. Melancólica. Dolida. Rota por dentro. Desconcertada por no saber qué le provoca ese sentimiento...















Siento haber estado tanto tiempo sin colgar ningún texto, sin comentar los vuestro... El verano me ha mantenido bastante alejada del ordenador y ahora es la universidad, el hecho de implicarme de lleno en un mundo nuevo, en una aventura desconocida.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Quizá, a ella, lo que le dolía no era ni el amor ni el desamor, acaso, ni tan siqiera la soledad, sólo le dolía el otoño y esa lágrima era una hoja...

No sé, querida Eris, es lo que se me ha ocurrido al leer el post, tu bonito post.

Me alegra tu vuelta. Espero que hayas tenido un verano muy bueno y te deseo lo mejor para esta nueva etapa que emprendes ahora.

Besos muchos y más

m3r1 dijo...

¿Y cuantas veces nos hemos sentido así? Rotas sin saber muy bien el porque...
¿Nunca has llorado sin saber porque?... Es una situación extraña, lo sé...pero hay veces que te pasa todo y nada...y no puedes más.


Un beso Eris.
Estoy contando los días ya!

Ariadna dijo...

eris :)
sabes que tus textos son unicos? te lo he i te lo han repetido mil veces pero te lo digo por la milisima una vez, tienen algo especial, tienen parte de ti.
un beso guapa!